Ixidora, la búsqueda de su propia belleza

     “Central Do Brasil / Central de Brasil“ (1998), De Walter Salles nos muestra a una mujer endurecida por los años, un niño que pelea por algo que le pertenece aun sin nunca haberlo poseído, y una tragedia, estos son los elementos del comienzo de una búsqueda que tumba barreras emocionales. Comienza como toda carta, ante el papel en blanco, desorientado y con tinta ilusa.

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     Fernanda Montenegro interpreta a Ixidora, mejor conocida como dora es una maestra de primaria jubilada a la cual los años, la soledad y las circunstancias de la vida le han endurecido el corazón. Ella sobrevive escribiendo cartas para quienes no saben hacerlo, gente llena de colores y vivencias que, aunque se abren a ella para que escriba sus cartas, no logran conmover sus emociones. Le importa tan poco lo que escribe al llegar a casa selecciona las cartas junto a su amiga Irene, interpretada por Maria Pera, estas deciden entre romper las cartas o enviarlas a un cajón del cual tal vez no volverían a salir, buscando en este entretenimiento interferir en la vida de las personas debido a su envidia y prejuicios.

     Tras la muerte de la madre de Josué (Vinicius de Oliveira), Dora observa constantemente al niño en la estación e intenta de alguna manera acercarse a él y en uno de estos intentos lo protege de Pedrao (Otávio Augusto), una especie de mafioso que asegura los puestos de la estación central de Rio de Janeiro. Pedrao conversa con Dora en una escena que, aunque es muda, se sobreentiende que la está persuadiendo para que lo lleve a una supuesta institución de adopción, por ello decide llevarlo a su casa y luego a dicha institución donde recibe dinero por Josué.

      Una muestra de la necesidad de evasión de la realidad y la culpa es que Dora con el dinero que recibió se compró un televisor, pero Irene le recuerda la cantidad de cosas malas que podrían pasarle al niño en este mundo sin entrañas, donde puede caer en cualquiera de las oscuras redes que se ciernen alrededor. La culpa y la sensación de protección la llevaran a enfrentar a un viaje milagrosamente minusvalorado, una verdadera odisea al interior de cada uno. En el caso de Dora el viaje le permite volver a abrir sus emociones al mundo y derrumbar su escudo de mentiras que la encerraban en un entorno acomodado donde nadie importaba, ni siquiera ella misma. Aun cuando Dora no es nada de Josué, al ir desarrollando un sentimiento de cuidado por él. Se ve en ella el arquetipo de madre, quiere ayudarlo, protegerlo y educarlo, pero su propia coraza no se lo permite de forma natural y fluida. A medida que su cascaron se resquebraja Dora se abre nuevamente al amor recuperando incluso su autoestima y en un intento por sentirse bonita se maquilla para atraer a Cesar (Othon Bastos), un camionero que les ofreció ayuda en el camino, pero al ver las intenciones de Dora se va dejándola desconsolada de nuevo.

     El conjunto de heridas en su vida le crean un prejuicio hacia los hombres viéndolos a todos como alcohólicos, insiste en decirle a Josué que su padre no era lo que el pensaba pero en el viaje nota el error que ha cometido con su vida y recupera la esperanza perdida, e incluso trata de inculcarle esa fe en la vida a Josué, dando el mayor de los pasos en su cambio, llevar por si sola las cartas al correo y arreglarse para enfrentarse a una vida diferente a su propia búsqueda, exteriorizo el cambio.

     “Prefiero retratar la vida real de la gente” ha comentado Salles, lejos de la frivolidad carnavalera que se percibe de su amado país, su sello de autor ha quedado marcado en el mismo subgénero cinematográfico del road movie ya que a través de él logra plasmar un viaje traspasando un mundo devastado por el falso progresismo. En la película “Diarios de Motocicleta” (2004) y en “On the Road / En el camino” (2011), retoma este subgénero demostrando su capacidad para retratar los diferentes mundos que hay en el camino de la vida.

     Los finales de estas películas no tienen comparación, con los ficticios finales hollywoodenses, son parte del mismo sello del autor y en el caso de “Central Do Brasil”, el final es meramente proyectivo y esperanzador, genera en el publico el deseo de ayudar desinteresadamente a alguien y de alguna manera iluminar su vida, deja la enseñanza de que sin importar la edad la vida te puede sorprender, y no tiene por qué abandonarse uno mismo porque el mundo este gris, siempre saldrá el sol. Y si necesitas un certificado de alguien más que la recomiende este film gano el Oso de Oro del Festival de Berlín de 1998.


Patricia Zapata

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