El eterno resplandor de una obra maestra...

     El pasado domingo se cumplieron 13 años del estreno de una de las obras de ciencia ficción (sci-fi) más hermosas creadas hasta el momento, nada as y nada menos que el “Eterno resplandor de una mente sin recuerdos” (2004). Esta película de Michael Gondry un maestro del sci-fi sin lugar a dudas por el tipo de técnicas que ha implementado en sus trabajos dejando una pauta para los demás creadores como lo fue el “Tiempo Bala” recurrentemente usado en la trilogía de “Matrix”, o los planos secuencias montados sobre ellos mismos.



     El Eterno Resplandor nos cuenta la historia de Joel Barish, interpretado por Jim Carrey, un melancólico hombre que descubre que su novia decidió borrarlo de su vida y su memoria, en este “mundo” es posible alterar la mente para borrar cosas no deseadas, fracasos, problemas, rupturas… y puesto a que su novia quiso borrarlo ¿Por qué no borrarla también? La película se encauza por caminos de su memoria que se ven manchados con fallos en el sistema de limpieza, puede escuchar cosas que pasan a su alrededor mientras se supone que esta inconsciente. En este estado escucha algunas cosas que no debería y por ello busca de todas las formas habidas y por haber de descubrir porque ella querría borrarlo y lucha por no perderla ya que el amor que siente por ella es más fuerte de lo que el mismo cree…
     Esta película nos plante varios puntos sin pararse a preguntarnos si lo queremos pensar, como por ejemplo; de poder eliminar estos recuerdos ¿valdría la pena hacerlo? Hay gente como Aranza que diría “si” sin pensarlo, pero ¿qué ocurre cuando alguien no aprende de un error? Lo repite, ahora el problema acá es que no solo no aprenden de él, sino que lo comenten exactamente igual porque “nunca paso”. Entonces, ¿Sería realmente sano poder borrar cosas dañinas para nosotros en vez de aprender a superarlas y vivir con ellas? Otro pensamiento que se cuela en nuestra mente sin darnos chance de respirar es la conciencia de lo rutinario y el verdadero significado del amor, muchas películas nos muestran el amor como algo idílico, las citas, las risas, incluso el sexo perfecto… pero en esta película el amor esta dado en la rutina, en los pequeños argumentos por puntos de vista diferentes, en la falta de sutileza que a veces tenemos cuando algo no nos agrada de nuestra pareja, esas cosas también son parte del amar a alguien, aceptarle como es, con sus errores y problemas, con sus días buenos y sus días malos. Nunca llegamos a conocer en su totalidad a nadie, ni siquiera a nosotros mismos, entonces el amor también es “curiosidad”, es querer conocer a alguien que siempre podrá sorprendernos con cosas que ni ella misma sabrá que es.
     La mente es un lugar tan complejo que hay muchas cosas que no se conocen respecto a cómo funciona, especialmente la memoria, hay olores, sabores, colores que nos llevan directamente a un recuerdo tan vivido que casi podemos tocarlo, entonces ¿qué pasaría si aun borrando los recuerdos de una persona está fuera guiada instintivamente de regreso a lo que quiso borrar? Con esta premisa nos plantean que el amor es algo que se escapa de nuestro control incluso más allá de nuestra mente porque se entierra tan dentro de nosotros que se vuelve algo instintivo, no racional.
     Esta película tiene tanto detalles a nivel técnico que para los que se divierten buscando errores de continuidad es un gran reto, a los que les gusta la filosofía y la psicología, seguro encontraran más tela de donde cortar, las actuaciones, al menos las de Kate Winslet, quien interpreta a la novia de Joel y las de Carrey son hermosas, y sin duda después de este gran rompecabezas de historia a Carrey se le hizo fácil entrar en papel para “Number 23” (2007) bajo la dirección de Joel Schumacher, otra obra donde se ve que este grande de la comedia tiene otras mascaras que mostrarnos.
Patricia Zapata

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