Carandirú y los relatos encontrados de una masacre...

     "Carandirú" (2003), es una película argentino-brasileña del director Héctor Babenco, basada en el libro "Estación Carandirú" donde el mismo Dr. Drazio Varella resume de manera ficticia sus vivencias como doctor de la casa de detención de Sao Paulo. Él está encargado de comenzar un programa de prevención del VIH-SIDA en la penitenciaría Carandiru, que alberga más de siete mil prisioneros, resulta un gran desafío para el recién llegado, pero tras trabajar allí durante unos meses descubre algo que le transformará: los reclusos, incluso en esta detestable situación, no son figuras demoníacas. Su trabajo comienza a dar frutos y el doctor gradualmente se gana el respeto de los presos. Con el respeto vienen los secretos. Sus consultas comienzan a tratar de temas más allá de la enfermedad cuando los reclusos empiezan a contarle la historia de su vida.


     Las reuniones del Dr. Varella con los pacientes en la consulta se convierten en "ventanas" al mundo del crimen. La narrativa de la película es similar a un puzzle. Una historia choca contra otra para confeccionar un retrato realista de la tragedia social que envuelve Brasil. Junto al doctor el público sigue la rutina diaria de los presos hasta la trágica fecha del 2 de octubre de 1992, el día que se estremeció la Casa de Detenciones, ese día se registro la mayor masacre carcelaria de Latinoamérica, la cual solo pudo ser contada por los pocos reos sobrevivientes.

     Debido a que los reos seguían siendo dentro del penal exactamente lo mismo que fuera de el, (Tramposos, ociosos, drogadictos, promiscuos...), e inclusive más descontrolados que afuera, logran reflejar en total claridad los peores problemas de la sociedad brasileña que se encuentra desestabilizada desde el núcleo de la misma, la familia. Estas personas, desorientadas y no instruidas sobre los efectos de sus actos tienen un daño a la autoestima creciente, siendo la promiscuidad la principal causante de la perdida de la confianza y respeto por los familiares y compañeros, hasta la contracción de enfermedades que pueden producirles la muerte. La promiscuidad es el pan de cada día en Carandirú, al punto que el nivel de sexo no seguro es alarmante, para un país esto puede generar una sobre población, seguido por el riesgo de una epidemia de enfermedades de transmisión sexual. Según el diagnostico del doctor la gran cantidad de personas infectadas de SIDA en la ciudad de Sao Paulo se debía a la gran cantidad de reos que tenían relaciones sin protección prolongándolo dentro y fuera de la cárcel.

     El aislamiento como factor de desvinculación entre familias y hacinamiento como conflicto de salud publica también tienen su protagonismo en esta película, la crudeza de esta situación nos recuerda que esta problemática va aumentando en las sociedades latinoamericanas no solo en las cárceles sino en otros sectores, pero obviamente esta situación tan triste y critica se nos permite explorarla de la forma mas cruda y despiadada.

      La película tiene sus momentos jocosos, sus historias tan humanas y comunes que nos hacen sentir directa o indirectamente identificados, todos conocemos a algún gay, todos conocimos a algún paciente terminal, todos tenemos familia, que nos duele, aunque sino te gustan los finales tristes quizás no deberías verla, después de todo desenlaza en una dramatización de uno de los hechos mas preocupantes y sangrientos de las historias carcelarias en latinoamerica.

Patricia Zapata

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